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Tips para manejar berrinches y pataletas

Publicado el: 23 julio, 2020

Los berrinches de los niños pequeños pueden ser frustrantes para los padres, en especial si ocurren en público. En este artículo, te explicaremos qué hay detrás de las rabietas y cómo lidiar con ellas.

También en el vídeo se explica cómo elaborar un “frasco de la calma”, que es un efectivo y curioso método Montessori para calmar las pataletas.

¿Qué es un berrinche?

Un berrinche es una tormenta intensa de emociones, como ira, pérdida, desilusión y profunda frustración.
En los niños chicos, este brote emocional puede llevarlos a llorar, gritar, patear, golpear a los padres, caerse, morder, arrojar cosas, golpearse la cabeza o contener la respiración.

Lo que sucede dentro del niño

Cuando un niño se ve superado por el estrés o la ira, se activa una pequeña alarma (amígdala) dentro de su cerebro límbico y las emociones se vuelven intensas. 
Para controlar las emociones fuertes, un pequeño necesita primero desarrollar la parte pensante del cerebro y luego las conexiones entre el cerebro pensante y el cerebro emocional. Sin embargo, el cerebro lógico es la última parte en desarrollarse y no madura completamente hasta mediados de los 20 años. Es por eso que incluso los niños mayores pueden tener problemas para controlar sus emociones.

Por qué los padres debemos manejar las rabietas con cuidado

Al nacer, los bebés tienen miles de millones de células cerebrales (neuronas) pero pocas conexiones cerebrales (sinapsis). Estas últimas se forman a través de las experiencias de la vida. Los berrinches son algunas de las vivencias vitales más importantes para modelar el cerebro.

Ser capaz de regular las emociones durante las rabietas permite que se formen conexiones cerebrales adecuadas.
Estas vías neuronales son esenciales para que tu hij@ maneje el estrés y las frustraciones.
Si un niño no tiene la oportunidad de aprender estas habilidades de regulación, por ejemplo, si los berrinches te enfurecen o los castigas con dureza, tu hijo puede crecer sin poder manejar bien el estrés.

Pero si se manejan con cuidado, las pataletas pueden convertirse en una invaluable lección de vida en la regulación de las emociones. Esto le servirá para volverse más resiliente, sociable, exitoso e incluso más popular.

Cómo lidiar con las rabietas de los niños pequeños

No razones con él o ella porque “no escuchará”
Una vez que la rabieta empezó, el cerebro emocional de tu hijo toma el control y no podrás llegar a su cerebro pensante.
Entonces, cuando una crisis está en pleno apogeo, tratar de razonar o preguntarle sobre lo que siente es una pérdida de tiempo. Puedes empeorar la situación.

Use opciones o distracciones simples para evitar las rabietas
Cuando comienza un berrinche, a veces podemos aliviarlo al abordar el problema en cuestión. Por ejemplo, si un niño no quiere comer, en lugar de obligarlo, lo que provocará más emociones, podemos pedirle que elija comer primero la carne o la verdura. Cuando se presentan preguntas con opciones simples, se activa el cerebro pensante del niño.

Al acceder al cerebro superior del niño, lo ayudamos a mantener el control antes de que el cerebro emocional se haga cargo. La distracción es otra forma de motivar al cerebro lógico, como por ejemplo: dejar que el niño tenga otro juguete (pero no el original que quería) cantar una canción tonta o tener a mano el “frasco de la calma”  pueden desviar su atención y aumentar su curiosidad.

Mantén la calma, sé positivo pero no cedas
Cualquier padre puede decirte que los niños pequeños imitan lo que hacen los adultos. Eso incluye el control que tengamos nosotros sobre nuestras emociones.
Si te enojas y comienzas a gritarle a tu hij@ cuando hace un berrinche, estás modelando cómo debe reaccionar cuando las cosas no salen bien.

Pero si te quedas tranquilo, le estás enseñando cómo enfrentar dificultades y situaciones perturbadoras sin perder el control.
Puedes decir: “Veo que estás muy enojado. Lo siento. Pero no se pueden comer dulces justo antes de la cena” Amable y firme.
Ceder de vez en cuando es perjudicial porque el refuerzo intermitente fomenta el comportamiento que estás tratando de detener. En lugar de enseñarle a tu hijo que es solo una excepción, le está enseñando que si es lo suficientemente persistente, al final, tú cederás.

Enséñale palabras para que pueda expresarse adecuadamente
Cuando la tormenta se calme, puedes revisar con tu hijo lo que sucedió. Enséñale lo que puede decir la próxima vez que quiera algo. Dile que las palabras son más útiles para expresar sus emociones.
Contar lo que pasó y decirle cómo te sientes cuando hace un berrinche también es muy útil porque le estarás enseñando que las emociones se pueden controlar y le harás tomar consciencia de cómo sus acciones afectan a los demás. Es decir, le ayudas a ser empático.

No castigar o aplicar el “tiempo en espera” (ignorar)
A veces, los berrinches pueden comenzar como un medio para obtener algo que el niño quiere. Pero evita castigarlo. Si un niño aprende desde el principio que expresar sus emociones resultará en enojo o castigo de los padres, puede volverse desafiante. Quizá deje de llorar, pero los estudios han demostrado que los niños angustiados aún pueden tener un alto grado de estrés a pesar de parecer calmados. El tiempo de espera debe usarse solo cuando tu hijo o hija lastimó a alguien con intención o cuando ya está más calmado.

Restaurar el equilibrio emocional y aprender a autorregularse
Abrazar a tu hij@ y explicarle que entiendes lo que le pasa puede ser eficaz para calmarlo. Estar en sintonía con sus sentimientos lo ayudar a construir esos caminos importantes entre el cerebro lógico y el emocional.

Previene los berrinches antes de que aparezcan
Hay cosas que los padres podemos hacer para evitar los berrinches. Un niño con hambre, sueño,  nervioso, enojado, aburrido o frustrado está más propenso a sufrir pataletas. Por lo tanto, establece un horario de dormir, comer y descansar.

Evita que se produzcan berrinches desde el principio. Si sabes que tu hijo se enojará cuando no reciba algo, dale alternativas o distracciones con anticipación. Es mucho más fácil acceder a su pensamiento lógico para evitar los berrinches que calmarlos una vez que comienzan.

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